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Sí por Cuba...

Segunda parte de UNA REFLEXIÓN

(Continuación de la misma escena)

 

La hija se separa suavemente de los brazos de su padre y le responde.

 

- No papá, lo que te digo nada tiene que ver con la oposición, es puro socialismo, tu desconocimiento te hace confundir los conceptos, pero la esencia es diferente. Mira, nosotros seremos médicos… ¿Qué tal si tú tienes un accidente, llegas a la clínica y te encuentras que Mariana te atiende y tiene que  practicarte una operación...?

 

- Pues no me dejo operar... ¿Cómo se te ocurre que me voy a dejar matar por una que según tú se pasa todo el tiempo de fiesta en fiesta y no sabe nada?... Esa operará un caballo si quiere...

- Me alegro que comprendas... no podemos otorgarle a Mariana una licencia para que cure las personas si ella no lo sabe hacer, eso tiene que aprenderlo estudiando y tiene que demostrarlo aprobando los exámenes.

El padre ladea la cabeza, como quien no quiere dar su brazo a torcer, pero no tiene argumentos.

La hija que lo comprende le pasa su mano por la mejilla en una suave caricia y continúa:

- Mira papá... por donde lo mires, el socialismo es un sistema menos injusto, sólo busca poner al ser humano en el centro de su atención, darle oportunidades para que se desarrolle, que estudie, trabaje... que tenga salud, que aporte a la sociedad en correspondencia con lo que sabe y puede hacer y que, a cambio, reciba de ella los bienes y servicios equiparables con ese aporte. El que tiene riquezas, si es bien habida, que la disfrute, nadie se la quita. Pero ningún ser humano tiene derecho a vivir del trabajo ajeno, ni a disfrutar la riqueza que otros crean sin contribuir a ello.

- Bueno... eso mismo es lo que digo yo - Dice el padre retomando aliento.

- ¿Ves papá? Lo que pasa es que desconoces la esencia del socialismo, estás influido por las cosas que dice la prensa capitalista y por el temor de esos que asesinan, torturan, trafican narcóticos, armas y hasta personas, para obtener una fortuna que luego quieren disfrutar impunemente sobre el dolor de muchas familias. Eso es lo que vamos a cambiar...

- Bueno... siendo así...

Ambos se abrazaron largamente, en silencio, como interiorizando y disfrutando esa complicidad conceptual reflejada en una unión que marca el sendero del desarrollo social, con la preponderancia de las nuevas generaciones, como salto cualitativo, como etapa superior de esa espiral, que nunca debe renunciar a llevar consigo lo mejor de la experiencia precedente, despojándola de todo lo negativo, de lo que la daña o empaña.

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